12 ago 2010

La dejé en una temporada fria y violenta, en que la gente ni siquiera mira a su alrededor mientras camina por esas callecitas de Buenos Aires. Cada tanto buscaba alguna excusa mental engañandome a mí mismo, para pasar cerca y verla, tomar el mismo colectivo que no me llevaba a ningún lado en especial, solo lo tomaba para pasar cerca de su casa mirar la misma puerta cerrada, quizas alguna vez ver a sus familiares lo que me ponían contento pensando que la vería . Por más que me ideara algún pretexto sabía que su imagen me atraía, me obsesionaba y a la vez no tenía tiempo para dedicarle, no me daba cuenta lo mucho que la extrañaba. No me animaba a hablarle, a escribirle, a saludar, simplemente decir un "hola, como estas? que es de tu vida?" (aquí estoy, heme aquí, soy yo, soy real, desgarromé por dentro para que me sientas) .
Así paso mucho tiempo sin que me enterara algo de ella, dejé de pasar por su casa, no supe más de ella. Todo tipo de ideas acudían a mí sobre su paradero, sobre su camino, donde encontrarla donde idearla, pero fueron menguando, de a poco pude concentrarme en el presente, más allá del poco tiempo que dispongo para mí pude volver a ella, a encontre un día entre el tumulto trajeado, entre la gente ajetreada, la que se hacen llamar "gente importante", la ví como si fuera una película, sola en el medio de la calle corrientes, ondeábale el pelo dejando una voluta misteriosa a su pasar que me encantaba. Así cruzé y la enfrenté, -hola como estas? tanto tiempo sin verte...- se notó en su rostro el momento cuando me reconocío, y esto me alegró, me dio la satifacción de saber que me recordaba, que marqué algo en ella y con ese momento me alejé de allí y volé...